Tras la grabación del primer disco de Asfalto, José Luis Jiménez y Lele Laina abandonan el grupo, para formar Topo.
Nada más producirse la separación, Lele llamó a un antiguo colega suyo de los Zurdos, banda pionera del rock de Vallecas, Terry Barrios, excelente percusionista, que además había estado en los grupos Franklin y Trilogía. Al poco tiempo entra el teclista Víctor Ruiz que venía del grupo Alubión.
Este grupo está catalogado como rock urbano, aunque solamente su primer y tercer disco se pueden catalogar como tal.
Tras el fracaso de la grabación del 2º disco, abandonan Disco Chapa y graban para CBS el disco “Marea Negra”, uno de los mejores discos nacionales.
A finales del 84 Terry, Lele y Víctor abandonan el grupo, y son sustituidos por Luis Cruz (guitarra), Kacho Casal (batería) y Pablo Salinas (guitarra y teclados) y grana en 1986 el disco “Ciudad de músicos”, editado en Snif, el sello de Julio Castejón.
El 30 de octubre de 1987 grabarían en la sala Canciller su disco en directo “Mis amigos están vivos”, concierto en el que participarían todos los músicos que habían pasado por la banda.
Reaparecen 1999, con el disco “La jaula del silencio” y se despiden por la poca aceptación del disco. En la actualidad siguen actuando en directo.
En la reseña que hace Mariscal Romero en su libro “Historia de una etiqueta (Chapa-Discos 1975-1985) escribe lo siguiente:
“Asfalto había sido el gran sueño del bajista José Luís, y justo, cuando se vislumbraba un gran porvenir para el grupo, tras años de lucha, con la publicación del primer disco decidía, a mediados del 78, romper para emprender la aventura de Topo. De hecho, muchos coinciden en que el primer LP de Topo contenía los temas que hubiese contenido el segundo disco grande de Asfalto, si hubiesen seguido juntos. Ellos dos, Lele y José Luís, eran las voces de Asfalto, y los dos líderes más carismáticos, así que todos pensaron que los Asfalto morirían con el nacimiento de Topo. El tiempo demostró lo contrario.Nada más producirse la separación, lele llamó a un antiguo colega suyo en los Zurdos –banda pionera del rock de Vallecas-, Terry Barrios, excelente percusionista y guitarra, que había estado en Franklin y Trilogía. El cuarto miembro sería Víctor, que provenía de un desconocido grupo llamado Alubión.
Nacieron con la consigna de comerse el mundo y la verdad es que se comieron muy poco. Tras su primer Lp impresionante se adentraron en la entonces incipiente nueva ola madrileña, con su segundo Lp “Prêt á Porter”, y aquello significó una herida de muerte, a pesar del fuerte lanzamiento con que costó aquel sofisticado disco, también con producción de Teddy Bautista. Los “nuevaoleros” los miraron como intrusos, y las hordas rockeras le dieron la espalda, con lo que se quedaron en un campo de nadie del que no salieron. Después del segundo disco Chapa les daba libertad y fichaban con la poderosa CBS gracias a la gestión del crítico Antonio de Miguel, gran admiración del cuarteto de siempre, que consiguió que la multinacional los apoyara fuertemente, y encima, que Carlos Narea y Miguel Ríos firmaran la producción de un nuevo disco intentando recuperar las raíces del principio. Desgraciadamente las tendencias musicales se habían extremado tanto que cuando el disco salió tampoco pasó nada, con lo que volvían a quedarse sin compañía. Cuando escribo este libro el nombre de Topo es sólo un recuerdo y en el ambiente se “masca” una posible reunión de los cuatro Asfaltos del comienzo. Sería un suceso que podría deparar todavía muchas satisfacciones al rock madrileño.
Hay un anexo a esta historia que no quiero dejar de reseñar por cuanto en su momento, ni José Luís ni Lele supieron comprender mi postura de no querer, de ninguna forma, la separación que se produjo. Intentaron presentarme como el malo de la película cuando lo que se puso en peligro con la separación de Asfalto fue la continuidad de Chapa. Me explico. Zafiro nos había puesto a prueba con la grabación de dos grupos: Asfalto y Bloque. Si todo iba bien habría carta libre para grabar un montón de gente marginada por la industria. Todo transcurría fenomenal hasta que nada más salir el disco, José Luís se obstina en la separación. ¿Con qué careta me presentaba yo ante Antonio Ortega, el hombre que se la estaba jugando por nosotros a decirle: “Mire nada más empezar ya tenemos la primera bronca”. Por eso le pedí de mil formas al bajista que retrasara la separación hasta que las cosas se normalizaran. Todo fue inútil y gracias a que los otros dos Asfalto, Julio y Enrique, en vez de acojonarse por la marcha de los dos cantantes se movieron con mucha astucia y en pocos meses montábamos el quilombo de Londres que fue definitivo para que Asfalto alcanzaran un prestigio y respeto que dura hasta nuestros días, como dura el grupo en activo”.
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